martes, 15 de julio de 2008

- (STALGIA)NO <-



-Cuando clickié la tecla nueva entrada mil y un recuerdos llegaron.
¿Qué fue?
Hoy vi cosas que quizás no tendría que haber visto... Pero todo es culpa de "esconder la mugre bajo la alfombra".
Si, ya lo se (siempre digo que lo se, aunque sea un absurdo), tendría que poner -a little bit- los pies en la tierra y fijarme que no todo está bien, sino que tengo un par de "puntos pendientes".
Si, cosas inconclusas de tiempos de antaño rondaban por mi conciencia. Como la caja de Pandora "abre y nunca más cierra" así fue mi pensar.





Todo lo ocasionó un sustantivo común, un objeto que se puede tocar y ver. Un juguete de mi infancia que encontré en el baúl del auto de mi Abuela Alicia (Lela).
Era el juguete que los Reyes Magos habían traído a mis 9-10 años. Mi abuela fue a lo de mi mamá (con quién no tengo relación) y lo rescató para darme la sorpresa que éste estaba vivo y mi madre no lo había desechado.





Una sonrisa de oreja a oreja y lágrimas entremedio le comunicaron a la Lela lo felíz que me ponía.
Estaba muy muy sucio, pero entero.
Llegué a casa a eso de las 8 PM y procedí a limpiarlo. Mientras "trapeaba" sentí que el mismo camión era una "seuda-lámpara de Aladino" de la cual arrojaba un recuerdo de mi niñez. Un gran pedazo de ella.
Recordé muchas cosas y entre ellas me di cuenta cuanto extrañaba la casa donde me había criado (la actual casa de mi mamá)
Pensar que no voy hace más de un año -si las cuentas no me fallan-.
Es obvio que un día tendría que hablar con ella, pero ambos somos demasiados necios, tercos y no medimos las consecuencias a largo plazo.





Pero, aunque resultó inevitable, no vine a hablar de mi mamá, sino de mi infancia.
Recuerdo aquellos días en la pileta con olor a la gran planta de Jazmín que había.
También la voz de mi familia. Mi abuelo haciendo torta fritas o un "pesto" para el mediodía. Cierro los ojos y siento el olor a ajo con perejil...
Abro y siento que el agua me tapa por completo. Es como si una parte de mi sigue allá y nunca la fui a buscar. Pero estamos conectados.





Quizás suene drástico, pero hay días que siento que medio cuerpo está allá, nadando en la pileta, durmiendo la siesta en lo que era mi habitación (actualmente un cuartito).
El quincho donde pasaba la vida tan rápido jugando al PlayStation, Metegol, entre otros.
Si, hoy extraño muchas cosas de esas, de las cuales puedo y no puedo contar.
Espero algún día volver a leer el libro del 718 de la avenida de esa casa.
Buscar mi media alma allí perdida, tomar las cosas que me hagan bien y dejar lo malo.

La nostalgia no es definible científicamente pero sabemos que se puede asociar a menudo con una memoria cariñosa... A buenos recuerdos.

Y eso sentí en solo 5 minutos.

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